Clasismo y discriminación. La verdad detrás del arte de uñas
- Camila Ramirez
- 19 may 2023
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 27 may 2023
Quién diría que algo tan normal como la manicura, estuviera involucrado en asuntos más allá de lo estético. Me causa intriga que algunos artículos de moda estén centrados en alabar y admirar las uñas "locas" de celebridades blancas, cuando a las mujeres negras y latinas las han cuestionado, criticado y subestimado por tener manicura con diseños únicos.
Así que hoy, repasaremos la historia de cómo esos diseños "locos" que vemos, no serían lo que son hoy, sin la influencia de las mujeres negras.

Vulgar y gueto

Sin duda, las familias ricas, siempre han sido excentricas y la dinastía Ming no es la excepción. Sus uñas de colores eran resultado de remojarlas en una mezcla de claras de huevo, aceites y cera de abeja con tintes de orquideas o rosas que luego adornaban con protectores metálicos de 15 centímetros, decorados con piedras preciosas. Fue una práctica que quedó registrada como los orígenes del arte de uñas aunque, lejísimos de lo que es hoy.

Y si hablamos de colores, su significado -junto con otros elementos en la moda- ha cambiado con el tiempo.
Las propuestas estéticas de los egipcios para usar uñas rojas, dejó a la clase trabajadora con tonos neutros, que más tarde, en los años veinte, fueron rechazados por las flapper quienes se apoderaron del rojo clásico como significado de ser una chica moderna aunque, a ojo público eran conocidas por ser provocadoras y rebeldes.
(1995) Uma Thurman en Pulp Fiction usando "Rouge Noir" de Chanel
Desde entonces, se reafirmó ese estereotipo que percibe a los tonos claros y la manicura francesa como elegante, puro o limpio y por el contrario, colores rojos y acrílicos se asociaron a lo vulgar y despreocupado.
Es decir, considerados para mujeres a las que no se les tomaría en serio; provocando muchas veces que pusieran límite al estilo por miedo a ser estereotipadas y valoradas poco profesionales por sus elecciones cosméticas.

"Las cosas nacidas en la cultura negra rara vez se consideran aceptables a menos que se vuelvan a empaquetar en la blancura".
-Funmi Fetto, editora de belleza para The Guardian.
Precursoras del brillo
Aunque las uñas falsas las inventó Maxwell Lappe, un dentista en 1934, el crédito de los diseños creativos se lo lleva la comunidad negra quien es la pionera del resurgimiento moderno del nail art.
Las difusoras atraves de los escenarios fueron artistas como Donna Summer, Diana Ross, Missy Elliot, Lil Kim y Janet Jackson, encargadas de popularizar los brillos y colores durante presentaciones al público como forma de expresión e imaginación colectiva.


Además, el atreverse a implementar tonos extravagantes fue una forma de celebrar la autenticidad.
Crearon un estilo entorno a lo que era hermoso para ellas según su contexto. Incluían uñas perforadas con aros y joyas que transmitieron su rechazo frente a los estándares de belleza eurocéntricos.
Nuestra cultura
Florence Griffith Joyner es el ejemplo que a las mujeres, una simple manicura les puede opacar el talento. A pesar de romper récords y ser la velocista más rápida del mundo en 1988, sus logros quedaban en segundo plano por la obsesión y repulsión de los medios hacia las uñas fucsia decoradas con pedrería y rayas de tigre.


Con peluca y uñas extralargas, Sha Carri Richardson continua actualmente el legado de FloJo. Introduce elementos propios de su cultura cosmética en el atletismo, sin embargo, muchas veces la hacen destacar negativamente entre el público blanco, generalmente conservador. Miliann Kang, sociologa dedicada a estudios de género, diversidad y mujer, afirma en su libro "The Managed hand" que:
" Independientemente de la intención, la manicura francesa con colores suaves indican belleza heteronormativa, mientras que las uñas largas, esculpidas y pintadas con colores son marcadores de negritud, desviacion sexual y feminidad marginada".

Esto quiere decir que el color de piel de Joyner o de Richardson, es personificado por las uñas, cosa que a la gente racista le incomoda pues lo considera salido de la norma.
Décadas después de la muerte de Florence Griffith, las uñas que ridiculizaban los tabloides, son ahora celebradas de una manera muy distinta. Antes, eran extrañas, inusuales y "de mal gusto" pero, cuando
son apropiadas por celebridades blancas, la percepción de costumbres que nacieron en la cultura negra desde hace años, cambia y a la vez borra de la historia a las creadoras.

Antídoto eurocéntrico
Si revisamos la historia en un contexto geográfico más cercano, nos damos cuenta que la herencia cultural también se ve representada en la decoración cosmética de comunidades precolombinas con rituales que datan desde 1438 a 1533 durante el imperio Inca en Suramérica, una forma de expresión individual durante ceremonias importantes. Pequeños símbolos y figuras hechas con tintes naturales en las uñas, eran complemento del vestuario y plumería.

Por otro lado, cuando hablamos de acrílicas kawaii, nos imaginamos adornos con escarcha y objetos 3d que empezaron en Harajuku como característica principal de la subcultura gyaru desde los ochentas, inspiradas en las cantantes de hip hop norteamericanas, que luego se extendería por todo Japón con elementos propios orientales sacados del aime.

Entonces, hoy en día la tecnología japonesa combinada con la creatividad de artistas de todo el mundo, encapsula brillos y gel para contribuir a la escena contemporanea del nail art, una práctica poderosa que sin las mujeres negras, sería dificil que hubiera existido.
Comments